No hay nada que deje peor sensación a un docente que, al día siguiente de impartir una clase que consideraba excelente y que había ido rodada porque sus estudiantes parecían haber entendido todo, descubrir que lo cierto es que no ha sido así. Estos han vuelto con las tareas de casa sin hacer o plagadas de respuestas incorrectas, como si hubieran olvidado todo lo visto durante la sesión anterior nada más salir del centro. En circunstancias así, es normal plantearse qué ha podido fallar.
Durante muchos años, los equipos docentes han hecho la planificación de unidades y cursos escolares siguiendo el siguiente esquema: selección de uno o varios objetivos de aprendizaje, normalmente centrados en el contenido – diseño e implantación de una actividad – evaluación. Este procedimiento los ha llevado erróneamente a focalizar sus esfuerzos únicamente en la parte de la enseñanza, en el contenido y centrándose en el rol del profesor, sin tener en cuenta el aprendizaje y la asimilación por parte del alumnado.
Pues bien, ¿y si se le da la vuelta a este planteamiento? Es lo que se conoce como la planificación inversa o backward design. En este artículo te contamos qué es y cómo ponerla en práctica en tu día a día en el aula.
¿Qué es la planificación docente inversa?
Esta viene a ser, básicamente, un cambio en la forma de estructurar el proceso educativo. No solo porque altera el orden del esquema de planificación docente convencional, sino también porque este enfoque pedagógico quiere dar un mayor protagonismo a que los alumnos comprendan lo aprendido, lo retengan y sean capaces de aplicarlo tanto en el ámbito académico como personal.
Para ello, esta herramienta de planificación propone, en primer lugar, identificar los resultados de aprendizaje que los estudiantes tienen que alcanzar. Estos son enunciados que explicitan lo que el estudiante debe conocer y saber hacer como resultado del proceso de enseñanza-aprendizaje.
A continuación, decidir los criterios de evaluación que servirán de indicadores para ver si las metas de aprendizaje se están logrando y en qué medida eso está sucediendo.
Finalmente, planificar y diseñar las actividades que se realizarán para cumplir con todo esto, así como pensar en los materiales y los recursos didácticos que se necesitarán para llevarlas a cabo.
La planificación inversa en 3 pasos
Ahora que ya conoces a grandes rasgos qué es, te explicaremos con más detalle los 3 pasos a seguir para implantar esta planificación docente en el aula:
Paso 1: Redactar los resultados de aprendizaje
En esta fase deberás considerar qué quieres que aprendan tus estudiantes durante la clase, la unidad y/o el curso. Los resultados de aprendizaje deben ser relevantes, factibles, claros y evaluables.
Para ello, puedes apoyarte en las siguientes preguntas:
- ¿Qué información o contenido menos prioritario vale la pena que los alumnos conozcan o estén familiarizados con ellos? ¿Qué ideas quieres que recuerden a largo plazo?
- ¿Qué debes observar en su desempeño como consecuencia de la unidad?
- ¿Cuáles son los conceptos y los procesos que te gustaría que dominasen cuando el curso haya terminado?
Estas cuestiones te pueden ayudar como una primera reflexión.
Paso 2. Decidir los criterios de evaluación y actividades evaluables
Esta etapa de la planificación inversa te servirá para determinar cuál de todos los métodos y las herramientas de evaluación que existen (porfolios, ensayos/redacciones, cuestionarios cortos, debates, trabajos individuales o en grupo, etc.) es el más apto y fiable para ver si tus estudiantes están aprendiendo y, lo que es más importante, comprenden lo que están estudiando.
Es vital dedicar tiempo a diseñar las actividades evaluables a lo largo del proceso de aprendizaje de manera que sean formativas y no solo finalistas.
A la hora de preparar esto, hay 2 preguntas que debes tener en mente:
- ¿De qué forma se puede saber si los estudiantes están alcanzando los resultados de aprendizaje marcados?
- ¿Qué factor demostrará (y tú aceptarás como evidencia) que el aprendizaje realmente se está produciendo?
Paso 3. Planificar y diseñar las actividades formativas
Una vez establecidos los objetivos de aprendizaje y los criterios de evaluación, es el turno de valorar y decidir qué estrategias darán mejor resultado a la hora de facilitar a los estudiantes los conocimientos y los recursos necesarios para alcanzar los objetivos.
Llegados a este punto, quizás te sea de ayuda responder a preguntas como, por ejemplo:
- ¿Cuáles son los conceptos y las habilidades que quieres fomentar en tu alumnado?
- ¿Qué actividad resultará más efectiva para hacérselos llegar?
- ¿Qué materiales y recursos didácticos necesitarás para lograrlo?
Es importante tener siempre presentes los resultados de aprendizaje y preguntarnos si la actividad elegida fomenta su logro.
La planificación docente inversa es una herramienta educativa transformadora y muy asentada en contextos educativos innovadores. Si quieres saber más sobre esta o conocer otras, en la Escuela de Innovación de la Universidad Europea contamos con el Curso en Innovación Educativa.
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