Con el tiempo, se ha demostrado que no es suficiente con tener un coeficiente intelectual alto para ser un gran profesional y tener éxito en la vida. También, es importante contar con una inteligencia que ayude a encontrar la solución a los conflictos personales derivados de las emociones y a establecer relaciones interpersonales sanas. Estamos hablando de la inteligencia emocional (IE).
Al igual que la inteligencia cognitiva, la emocional hay que trabajarla y mejor si se hace desde edades bien tempranas. Es ahí donde una enseñanza que convierta a nuestras generaciones futuras en seres emocionalmente inteligentes e independientes juega un papel decisivo. Es decir, una pedagogía que vaya más allá de difundir información y almacenar conocimientos o de repetir acciones sin cuestionarse nada, una que fomente las habilidades sociales y las experiencias.
En la Universidad Europea, contamos con titulaciones específicas como el Curso en Inteligencia Emocional y el Máster en Educación Emocional. Ambas han sido diseñadas para formar a docentes en inteligencia emocional en la educación y para que aprendan cómo enseñarla y evaluarla en el aula.
La inteligencia emocional es un concepto desarrollado por el psicólogo Daniel Goleman en la década de 1990. El significado de la inteligencia emocional se refiere a la capacidad de las personas para identificar, comprender y gestionar sus emociones, así como influir en las emociones de los demás.
Goleman identificó cinco características de la inteligencia emocional:
Como comentamos al inicio de la publicación, la inteligencia emocional no es una habilidad innata, sino que debe desarrollarse y reforzarse a lo largo del tiempo. Es clave comenzar con esto en edades tempranas para que así los niños y jóvenes crezcan con una base sólida que les servirá en sus vidas.
Incorporar la inteligencia emocional en la educación es esencial para preparar a los estudiantes de cara a los desafíos educativos, personales y profesionales que están por venir. Esta contribuye a:
Maestros, profesores y pedagogos son fundamentales en el desarrollo de la inteligencia emocional en la educación de sus estudiantes. Entre sus principales funciones, podríamos destacar:
A continuación, presentamos algunas ideas y estrategias para implementar la inteligencia emocional en el ámbito educativo:
Educar emocionalmente a los estudiantes ofrece numerosas ventajas que se extienden más allá del aula:
En resumen, la inteligencia emocional es una competencia fundamental que debe ser cultivada en el ámbito educativo. Integrar esta habilidad en el currículo y su práctica diarias prepara mejor a los estudiantes para enfrentar los desafíos del mundo moderno y contribuye a su desarrollo como individuos completos y resilientes.