La sociedad es cada vez más consciente de los beneficios de la práctica de ejercicio físico orientado a la mejora de la salud. Sin embargo, el hecho de realizar ejercicio físico en aquellas personas con cáncer todavía genera ciertas dudas. No obstante, lo cierto es que el ejercicio físico puede mejorar la calidad de vida de los pacientes oncológicos e, incluso, reducir el riesgo de mortalidad en algunos tipos de cáncer. Por esa razón, programas como el curso experto en Ejercicio Físico y Paciente Oncológico disponible online o el Curso de Experto en fisioterapia Oncológica presencial en Valencia son imprescindibles para proporcionar un cuidado integral para este perfil poblacional.
Ejercicio físico y cáncer, un vínculo necesario
El ejercicio físico orientado a población con cáncer o superviviente de cáncer tiene como objetivo principal la mejora de la calidad de vida a través de un aumento de la condición física de estas personas. Obviamente, se trata de programas de ejercicio físico personalizados que tienen en cuenta tanto el estado físico de la persona como el tipo de tumor que padece, el tratamiento médico que está recibiendo o las secuelas y efectos secundarios que se están produciendo o se han podido producir.
Por ejemplo, la programación de ejercicio físico en personas que están tratándose para un cáncer de pulmón o bien lo han superado ya, siempre está adaptada a la capacidad respiratoria que tenga en ese momento, así como en personas con tumores óseos, está adaptada a evitar tensiones innecesarias en la zona afectada.
Según las recomendaciones internacionales, los pacientes oncológicos pueden y deben realizar ejercicio físico de distinto tipo, desde actividades aeróbicas como andar, trotar o ir en bici, hasta ejercicios de fuerza con máquinas de gimnasio o con su peso corporal. Las últimas indicaciones establecen además lo necesario de evitar estar mucho tiempo en actitud sedentaria. Ahora bien, es importante que, antes de comenzar un programa de ejercicio físico en población oncológica, sea el personal sanitario el que prescriba dicho programa, siendo posteriormente el especialista en ejercicio físico el que diseñe, programe, supervise y evalúe el mismo.
¿Cuáles son los beneficios de los ejercicios para pacientes oncológicos?
Uno de los principales síntomas del cáncer es la fatiga crónica asociada al cáncer, un estado de cansancio y apatía, que no desaparece a pesar de descansar, y que reportan más del 70% de las personas que han pasado por un tratamiento oncológico. El ejercicio físico, es una de las herramientas que mejoran esa fatiga crónica asociada al cáncer, siendo un efecto beneficioso para incidir positivamente también en la calidad de vida de estas personas.
El ejercicio físico también es útil para retrasar la aparición de la sarcopenia, una afección caracterizada por la pérdida de masa y fuerza muscular, siendo en este caso imprescindible el trabajo de fuerza, siguiendo las recomendaciones de realizarlo al menos dos veces en semana.
El ejercicio físico también puede ayuda a prevenir o mejorar el linfedema, que es la acumulación de líquido linfático en diferentes zonas del cuerpo, producido por la cirugía o el tratamiento oncológico. Esto podría deberse a que la contracción muscular actúa como un mecanismo de bombeo natural en el sistema linfático.
Cabe aclarar que la relación entre ejercicio físico y cáncer no se limita al plano físico, sino que se extiende a la esfera psicológica. El ejercicio físico en personas con cáncer contribuye a reducir la ansiedad y el estrés que suele desencadenar la enfermedad, además de disminuir los síntomas depresivos. Este aspecto es debido a que podría evitar el deterioro funcional y promover una mayor independencia, lo que conllevaría una mejora de la calidad de vida.
Como colofón, es importante señalar que un metaanálisis de los estudios realizados en la últimas dos décadas sobre el ejercicio físico y el cáncer, publicado en la Indian Journal of Medical and Paediatric Oncology, concluyó que “la actividad física puede ayudar a los sobrevivientes de cáncer a vivir más tiempo, ya que reduce el riesgo de recurrencia del cáncer o retrasa su progresión, además de disminuir el riesgo de padecer otras enfermedades potencialmente mortales, incluidos los segundos cánceres primarios”.