Al igual que la medicina humana, el campo de la veterinaria cuenta con diferentes especialidades y entre las que se encuentra el diagnóstico por imagen.
Esta abarca un conjunto de técnicas y tecnologías que, por medio de imágenes, permiten diagnosticar y ayudar a mascotas u otros animales de una forma más rigurosa cuando tienen algún problema de salud. Algunas de ellas son la radiografía, la tomografía computarizada (TC o TAC), la resonancia magnética y la ecografía.
Y es esta última, el diagnóstico ecográfico en pequeños animales, de la que hablaremos en el artículo de hoy.
La ecografía veterinaria es una prueba de diagnóstico por imagen que sirve para estudiar y obtener información del interior de un animal.
Para ello, se sirve de un pequeño dispositivo (transductor) que emite sonidos de alta frecuencia (ultrasonidos) que se reflejan (ecos) en las estructuras internas del cuerpo del animal en mayor o menor intensidad según la densidad del tejido atravesado. Estos datos son enviados a un ordenador, que los recibe y transforma en imagen.
Entre los usos más comunes de la ecografía en la medicina veterinaria, se encuentran:
Si comparamos la ecografía en pequeños animales con otras pruebas de diagnóstico por imagen, vemos que esta cuenta con las siguientes ventajas:
Realizar ecografías en animales pequeños no es precisamente una tarea sencilla, de ahí la importancia (y cada vez mayor demanda en el mercado laboral) de veterinarios y auxiliares técnicos veterinarios especializados en la realización de esta técnica de diagnóstico e interpretación de resultados.
Asimismo, y si quieres aprender más sobre ecografía veterinaria, puedes descargarte gratis nuestro e-book Diagnóstico ecográfico en animales exóticos. Este es totalmente gratuito y ha sido escrito por Alicia Angosto Guerrero, profesora de nuestro curso.