Según la Organización de Aviación Civil Internacional, los aviones son responsables del 2 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero a nivel global.
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Los aviones de hidrógeno son en la actualidad una de las alternativas más prometedoras para disminuir el impacto que dejamos en el medioambiente y combatir el cambio climático.
Cuando hablamos de aviones de hidrógeno, nos referimos a las aeronaves que, según la gestión aeronáutica, utilizan la propulsión de hidrógeno como su principal fuente de combustible.
Debido a esta característica, que las diferencia de los aviones convencionales, este tipo de aeronaves son capaces de volar sin emitir gases contaminantes para la atmósfera, generando cero emisiones y produciendo agua como su único residuo.
Estas aeronaves están preparadas para volar utilizando celdas de combustible, que almacenan hidrógeno para producir electricidad y luego impulsar los motores de la aeronave.
Podemos explicar de manera simplificada su funcionamiento de la siguiente manera:
Algunas de las cualidades que posicionan al hidrógeno como una de las alternativas más ventajosas para utilizarlo como combustible son las siguientes:
A pesar de los avances recientes en el uso del hidrógeno como combustible para aviones, aún existen importantes desafíos que esta nueva forma de combustible tendrá que combatir si quiere alcanzar su pleno potencial. Las dificultades más notables se relacionan con su almacenamiento, adaptación y obtención.
El hidrógeno ocupa más espacio que el combustible convencional y debe almacenarse a temperaturas muy bajas y alta presión. Esto requiere tanques criogénicos en la aeronave y áreas especiales para el almacenamiento.
Además de las dificultades de almacenamiento del hidrógeno en los aviones, también está el reto de almacenarlo y repostarlo en los aeropuertos. Un informe de Science publicado 2016 señalaba que adaptar las infraestructuras de los aeropuertos para producir este combustible requeriría una inversión logística significativa.
Por último, otro de los retos más importantes que supone la utilización del hidrógeno como combustible para los aviones tiene que ver con su obtención. Y es que, si bien supone un gran avance hacia un transporte más sostenible, para ser 100 % ecológico, el hidrógeno debe ser producido de manera íntegra con energías renovables, algo que aún es poco común en el mercado.
El aumento del tráfico aéreo y la presión mundial para reducir las emisiones de la aviación están impulsando el crecimiento del mercado de aviones de hidrógeno.
La compañía aérea europea Airbus ha sido pionera en comenzar a diseñar prototipos de aviones de hidrógeno de carácter comercial con el nombre de ZeroE. Su meta es alcanzar las cero emisiones para el año 2035.
Asimismo, la industria aeronáutica española, bajo el sello de la empresa ITP Aero, tiene como objetivo poner en funcionamiento el primer motor de aeronave propulsado por hidrógeno para el año 2025.
Por su parte, la startup alemana H2FLY está creando un sistema de propulsión que usa hidrógeno y electricidad para ser utilizado en diversos tipos de aviones. También pionera en este sector es la suiza Destinus, que a día de hoy se encuentra trabajando en el desarrollo de un avión hipersónico impulsado por hidrógeno.
En conclusión, los aviones de hidrógeno son una opción muy prometedora para reducir el impacto ambiental de la aviación y abordar el cambio climático. Gracias a ellos, se vislumbra un horizonte más sostenible para la industria aeronáutica.
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