- Con la bajada de las temperaturas se incrementan las afecciones respiratorias más comunes, que en la inmensa mayoría de los casos están provocadas por un virus
- La gripe estacional, sea del tipo A, B o C, puede conllevar problemas de salud graves no sólo en pacientes de los grupos de riesgo sino también en personas sanas
Aunque sea imposible evitar completamente los catarros y la gripe, adoptar ciertos hábitos puede reducir significativamente el riesgo de contagio. Patricia Guillem, catedrática en Epidemiología, Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Europea de Valencia, recomienda seis medidas tan sencillas como efectivas para disfrutar de un otoño más saludable protegiéndonos a nosotros mismos y a las personas que nos rodean.
La gripe estacional es una infección respiratoria aguda causada por diferentes tipos de virus gripales, en particular el A, el B y el C, que son los que afectan al ser humano. Se trata de una enfermedad común en todo el mundo y la mayoría de los contagiados se recuperan sin tratamiento específico, sólo sintomático. "No obstante, la propagación a través de la vía aérea y la transmisión persona a persona hacen que sea una infección muy frecuente. Por eso, cada año las autoridades sanitarias recomiendan la vacunación contra la gripe, especialmente para los grupos de riesgo, donde se incluyen los mayores de 65 años o personas de cualquier edad con ciertas afecciones crónicas como el asma, la diabetes o enfermedades cardíacas. Además, resulta conveniente en el caso de las mujeres embarazadas, los niños menores de 5 años o incluso los sanitarios que estén en activo, sin olvidarnos de quienes tienen un índice de masa corporal (IMC) de 40 kg/m2 o más”, explica Patricia Guillem.
Según la especialista, la vacunación ha demostrado ser “una herramienta poderosa a la hora de reducir la aparición de enfermedades relacionadas y el riesgo de sufrir complicaciones graves que pueden dar lugar a hospitalizaciones o incluso la muerte”. Pero aporta, además, otros seis consejos imprescindibles para plantarle cara a los catarros y la gripe ante la llegada del frío:
- Lavado frecuente de manos. La mejor opción es utilizar agua y jabón durante al menos 20 segundos y si no hay agua disponible se aconseja usar un gel desinfectante con al menos un 60% de alcohol.
- Mantener el sistema inmunológico fuerte a través de una dieta equilibrada con predominio de verduras y frutas frescas, en especial las ricas en vitamina C como las naranjas, kiwis y fresas. Además, conviene dormir entre 7 y 9 horas diarias, hacer ejercicio y mantener a raya el estrés crónico.
- Evitar los cambios bruscos de temperatura.
- Ventilar los espacios cerrados. Abrir las ventanas durante unos minutos, incluso en los días más fríos, ayuda a renovar el aire y reducir la presencia de patógenos.
- Evitar el contacto cercano con personas enfermas, ya que los virus respiratorios se propagan fácilmente a través de las gotitas que una persona expulsa al toser, estornudar o incluso al hablar. En caso de presentar síntomas, lo más responsable es quedarse en casa y usar mascarilla para proteger a los demás.
- Hidratarse adecuadamente. Beber suficiente agua mantiene hidratadas las mucosas de la nariz y la garganta, lo cual es importante para que actúen como barreras naturales frente a los virus. Además, una correcta hidratación ayuda al cuerpo a eliminar toxinas.
Este año, según los datos conocidos en Australia y Nueva Zelanda donde el invierno acaba de terminar, la gripe podría ser mucho peor que en otras ocasiones por lo que acometer medidas de prevención “podría reducir el riesgo de contagio y mantener un entorno más saludable”.