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En ocasiones, a pesar de no haber planificado o trazado un plan en concreto, hacemos muchas cosas de manera inconsciente y no es hasta que le ponemos un nombre cuando nos damos cuenta de lo que hemos realizado. Esta situación ocurre en el mundo docente con el denominado entorno personal de aprendizaje.
El avance de la implantación de la tecnología en distintas áreas de nuestro día a día no es opinable u opcional, es ya una realidad irrefutable.
La educación no es un área que se escape de esta situación: la aparición de Internet, redes sociales y herramientas digitales ha cambiado la forma de entender la educación, abriendo un mundo completamente nuevo de posibilidades que permiten a los docentes redefinir la manera de enseñar a los alumnos.
Dentro de la propia educación, la tecnología se ha implantado en muy diversas formas; el e-learning, la gamificación educativa, la robótica educativa o la implantación de un makerspace, entre otras.
Un EPA, entorno personal de aprendizaje, o PLE (cuyas siglas en inglés significan personal learning enviroment) sería, en palabras de los autores Jordi Adell y Linda Castañeda en su obra Entornos Personales de Aprendizaje: “claves para el Ecosistema Educativo en la Red” como las “fuentes de información, herramientas, conexiones y actividades que cada persona utiliza para aprender”.
Hasta la digitalización de nuestras vidas, las fuentes de información primaria que utilizaban los alumnos eran medios escritos (libros, revistas o periódicos), audiovisuales (televisión, cine o radio) e información basada en las opiniones de su círculo más cercano (compañeros de clase, amigos y familia).
Pero, con la aparición de Internet, fuente inagotable de recursos y conocimientos, ha cambiado el paradigma educativo: este mayor abanico de opciones y complejidad asociada a ellas tiene una imperiosa necesidad de gestión para poder aprovechar todo el potencial que ofrece esta nueva herramienta de información.
Por lo tanto, ahora un EPA se asocia a cómo los docentes y los estudiantes deben incorporar estas nuevas fuentes de información a la hora de desarrollar su aprendizaje.
Fuentes de información: como hemos indicado anteriormente, estas fuentes son los medios en los que, tanto alumnos como profesores, sacan la información para que estos últimos puedan adquirir los conocimientos necesarios para llevar a cabo un proceso educativo exitoso. Periódicos digitales, newsletter, post en redes sociales, portales de vídeo como YouTube son algunas de las múltiples herramientas que ofrece Internet en la actualidad.
Herramientas para tratar la información: una vez está localizada la información, esta necesita de una serie de herramientas para poder gestionarse de manera correcta: para presentaciones existen programas como PowerPoint o Prezi, para poder elaborar artículos y trabajos están disponibles herramientas como Word o WordPress… De estas herramientas, existen aplicaciones ad hoc para el ámbito docente como Google for Education.
Red personal de aprendizaje: también conocida por sus siglas en inglés PLN (personal learning network). Se compone de todo el entorno sobre el que el estudiante se apoya a la hora de compartir conocimientos y experiencias. Si antes se centraba, como hemos indicado, en los amigos, familia y compañeros de trabajo, la aparición de redes sociales como Twitter, Instagram, TikTok o Facebook ha permitido eliminar barreras geográficas y han abierto la posibilidad de contactar, de manera virtual, con personas de cualquier parte del mundo.
Teniendo en cuenta los elementos que componen un PLE, la creación del flujo de aprendizaje se podría resumir en 3 etapas:
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