Existen plataformas de búsqueda de vuelos y hoteles que permiten ahorrar más de un 25 por ciento si elegimos la última semana de agosto o la primera de septiembre, y hasta un 50 por ciento si viajamos en sábado o domingo en lugar de hacerlo en jueves o viernes. Los destinos turísticos más populares suelen ser también los más caros, por eso es aconsejable ponerse un límite de gasto y buscar las alternativas que mejor se adapten a nuestro perfil económico
Establecer un presupuesto realista, ahorrar con anticipación y evitar contraer deudas innecesarias, harán que no volvamos a casa con la cuenta bancaria vacía. Las tarjetas de crédito y los préstamos personales son una opción para quienes quieran disfrutar del verano sin preocupaciones a corto plazo, pero conviene calcular bien a cuánto ascenderán los intereses teniendo en cuenta que los tipos están subiendo.
“La improvisación es el peor enemigo de unas vacaciones responsables”, explica Leticia Poole, profesora de Economía y Empresa de la Universidad Europea de Valencia. “Por eso merece la pena investigar antes de salir cuáles son los atractivos naturales y culturales del lugar de destino, así como establecer un plan diario que incluya los cines al aire libre, conciertos, verbenas y el resto de las actividades gratuitas que suelen ofrecer los ayuntamientos de las localidades de veraneo. En todos esos casos, resulta aconsejable conocer todas las opciones de transporte público de antemano para poder ahorrar en gasolina”.
La comida representa una de las partidas que suele descuadrar el presupuesto con más frecuencia, de ahí la utilidad de planificar los menús para cada jornada. “Prever si comeremos en casa, la playa o el campo, nos permitirá comprar sólo lo que necesitamos a la hora de ir al supermercado. Y si decidimos acudir a un restaurante, la recomendación es visitar antes la web para saber cuánto nos va a costar. Aunque organizar una cena de amigos en el apartamento y que cada uno lleve un plato siempre es más económico y divertido”, afirma Poole.
Por último, una factura en la que no se suele reparar y puede acarrear más de un disgusto, es la del teléfono móvil y el wifi. Aunque lo deseable sea desconectar, si no queda más remedio porque tenemos hijos adolescentes, por ejemplo, antes de salir debemos contratar datos extra con nuestra compañía o adquirir un router. Cada euro suma y eso también forma parte del presupuesto de las vacaciones.