Durante décadas, los migrantes irregulares centroamericanos en su paso por México rumbo a Estados Unidos han sido víctimas de abusos y violencia no sólo por parte de mafias, sino también de las autoridades fronterizas, dando lugar a una violación de los derechos humanos hacia la población migrante. En 2018, se empezaron a organizar las llamadas “caravanas migrantes” por parte de la sociedad mexicana, algo que provocó una reacción entre las autoridades de ambos países.
Precisamente este tema ha sido objeto de estudio de la investigadora Julieta Espín, de la Universidad Europea, quien ha publicado un artículo titulado “Las caravanas de migrantes en las relaciones entre México y Estados Unidos” en la revista UNISCI.
En él, analiza las medidas de la Administración de Trump para contener la inmigración ilegal, quien provocó una enorme presión sobre el Estado mexicano para que adoptara medidas de control eficaces contra el flujo de centroamericanos que intentan atravesar su territorio y alcanzar suelo estadounidense. Por su parte, México respondió aumentando significativamente la seguridad de sus fronteras norte y sur, así como incrementando las deportaciones de centroamericanos en situación irregular.
La autora asegura de que, a pesar de la complejidad del problema, este seguirá existiendo y se verá acrecentado a corto y medio plazo con la situación del Covid-19. No obstante, se debe velar en todo momento por el respeto de los DD.HH. de las personas migrantes y favorecer medidas que ayuden a paliar las principales causas de la emigración: inseguridad, corrupción, pobreza, etc.