Los estudiantes del Máster en Fisioterapia Neurológica han arrancado el “Curso básico. Reconocimiento y tratamiento de personas adultas con trastornos neurológicos según el Concepto Bobath” que se imparte dentro del programa.
El curso cuenta con perfiles de la relevancia de Andrés Lloves, tutor Bobath y director de Neuro y Forma, y de Adriana Moschini, tutora Bobath que ejerce como terapeuta en Buenos Aires e imparte docencia por todo el mundo. Con este curso, los estudiantes tienen la oportunidad de tener un aprendizaje experiencial, pilar del modelo académico, mediante el tratamiento en el aula de pacientes con patología neurológica. Pacientes con diferentes afectaciones neurológicas acuden durante varios días consecutivos a ser valorados y tratados por los estudiantes del máster que, agrupados por parejas, realizan una valoración, establecen un razonamiento clínico, diseñan objetivos y llevan a cabo un tratamiento. Cada pareja de estudiantes realiza el tratamiento de un paciente.
Tanto para aquellos estudiantes que tienen experiencia laboral previa como aquellos que aún no han tratado pacientes en su entorno profesional, esta experiencia marca un antes y un después en su aprendizaje en la que además cuentan con el apoyo de los docentes. Carmen Ruiz es estudiante del Máster y trabaja actualmente en atención temprana con pacientes pediátricos, hablaba de sus nervios antes de la llegada de los pacientes en esta primera parte del curso Básico: “con el concepto Bobath se aprende muy rápido que hay una gran diferencia en el tratamiento que proporcionamos a los pacientes en las sesiones consecutivas: en el razonamiento clínico, la calidad de realización de las técnicas, y la confianza en nosotros mismos”. Karla Sharon Hernandez, estudiante mexicana que cursar este Máster, ha comentado: “durante estos días en los que hemos practicado con paciente real, me ha permitido asentar los conocimientos previamente aprendidos y tener otro panorama sobre la manipulación y razonamiento clínico”.
Pero sin duda, todo esto es posible gracias a los pacientes. Ellos son, sin duda, la razón de esta vocación. Mejorar su calidad de vida es el estímulo para que cada día se sigan formando para ser mejores terapeutas. Y los pacientes que acuden al curso son conscientes de ello y quieren ser partícipes de esas ganas de mejorar de los terapeutas, sabiendo que formar mejores terapeutas se traducirá en una mejoría para muchos otros pacientes. Pero, además, para los pacientes también es una oportunidad para obtener una valoración diferente y un tratamiento continuado. Para Antonio, paciente que padece una esclerosis múltiple desde hace años, “cada vez que acudo al curso noto mucha mejoría y por eso siempre es una experiencia muy buena”.
No hay mejor manera de saber que se han asimilado los conocimientos que ponerlos en práctica, obtener cambios y comprobar que esos cambios van dirigidos a objetivos funcionales que tienen impacto en la funcionalidad de los pacientes.