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Javier Frontiñan: “El conocimiento científico nos hace mejorar como sociedad”

03 mar 2022

Javier Frontiñan es profesor del área de Biología Celular de la Facultad de Medicina de Ciudad Real, con un máster en Biomedicina Experimental y doctor en Ciencias de la Salud, y el pasado 24 de febrero participó en la masterclass de las Jornadas de Innovación Educativa titulada ‘Educando desde el cerebro”. Javier es especialista en la relación entre neurociencia y educación y formador del proyecto Incluciencia a través del cual se busca la inclusión social y educativa por medio de la divulgación científica.

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¿Qué es para ti educar desde el cerebro?

Es una oportunidad que nos ofrece el conocimiento científico para mejorar los sistemas educativos. Diferentes disciplinas científicas, entre las que destaca la neurociencia, están aportando resultados e información contrastada que puede y debería ser implementada en nuestros modelos educativos a todos los niveles. En muchos casos se trata de pequeños cambios que pueden tener consecuencias muy relevantes para las generaciones futuras.

¿Cuáles crees que son las claves para asociar correctamente la neurociencia con la educación?

Creo que una clave fundamental es que los problemas complejos, no se pueden solucionar de forma sencilla. Me refiero a que el conocimiento sobre el cerebro no va a aportar soluciones mágicas a problemas relacionados con la educación. Otra clave es aplicar el pensamiento crítico y saber filtrar la información que se genera en torno a la neuroeducación. Esto sería aplicar neuroeducación basada en la evidencia científica. Es algo complicado, por eso mismo los docentes actuales deberían tener formación en este ámbito.

Pongo un ejemplo sencillo. La música es fundamental para el aprendizaje, cuando aprendemos música se activan distintas regiones de nuestro cerebro que funcionan de forma sincronizada. Pero para que esto tenga un efecto a nivel educativo, debe aplicarse de forma sensata con cierta periodicidad y que se centre en la parte más “práctica” de la música, más aplicada. Un ejemplo sencillo es cantar, además del efecto de aprendizaje, va a mejorar las habilidades sociales de los más pequeños, rompiendo barreras, haciéndoles perder la vergüenza, etc. Este sería un ejemplo de aplicación basada en la evidencia. Un mal ejemplo sería lo que tradicionalmente se ha llamado como “el efecto Mozart”, que consiste, básicamente, en que si un bebé escucha a Mozart (incluso antes de nacer), será más inteligente. Esto no tiene ninguna explicación científica, es algo completamente absurdo. Escuchar música clásica está bien, pero no nos va a hacer más inteligentes.

¿Podrías mencionar ejemplos neurocientíficos que puedan ayudar en los procesos de aprendizaje?

Hay varios, a mí me gusta mucho hablar de resultados científicos “obvios”, que afectan a situaciones cotidianas, pero a los que no les damos el peso suficiente. Muchas veces nos perdemos en pedagogías complejas, que requieren de una gran inversión y se nos olvidan hechos básicos del aprendizaje. Con esto me refiero al papel de la alimentación, el sueño o el ejercicio físico sobre el aprendizaje. Olvidamos lo importante que son y, por ejemplo, hay estudios publicados en la revista Obesity, que muestran cómo hay un efecto directo entre la mala alimentación y la obesidad con un menor rendimiento académico. O por ejemplo como el ejercicio físico favorece los procesos de aprendizaje, y en algunos cursos académicos desaparece del currículo para darle más peso a otras asignaturas, que son importantes, obviamente, pero estamos hablando de que hacer ejercicio va a mejorar el rendimiento académico de nuestros estudiantes. Además de enseñarles un hábito de vida saludable que les dará años de vida en el futuro.

De ahí podemos ir a ejemplos algo más complejos como la forma en la que enseñamos en clase. Distintos estudios llevan demostrando desde hace años que el cerebro aprende mejor cuando la información le llega en un contexto y de forma integrada. Esto va en contra de la enseñanza parcelada donde dedicas 50 minutos a las matemáticas, después cambias a biología y después a un segundo idioma. Es un modelo que funciona, pero las evidencias nos dicen que no es la mejor forma de aprender, sobre todo durante las enseñanzas básicas.

¿Cuáles dirías que son los mitos de la neurociencia que perjudican el aprendizaje?

Hay muchos y muy arraigados. Hay algunos clásicos como el mito que afirma que solo usamos el 10% del cerebro (es mentira, usamos todo el cerebro) o el mito del hemisferio artístico y el hemisferio matemático. Este último puede ser perjudicial para el estudiante, porque si desde pequeño le decimos que tiene más capacidades artísticas (por el motivo que sea) y su educación se enfoca hacia esas disciplinas, estamos condicionando su futuro. Pero para mí el más peligroso y que debería de haber desaparecido de las aulas hace tiempo es el mito que afirma que el cerebro masculino y femenino son diferentes. He ido a dar charlas a muchos centros educativos y cuando hablo de este mito, en muchas ocasiones profesores y orientadores (y profesoras y orientadoras) me han dicho que era yo el que mentía, y que sí, que el cerebro de los chicos está más preparado para matemáticas, física, ingenierías, etc. Es algo absurdo y ridículo, sin ninguna base ni científica ni evolutiva. Y es peligroso, porque si una niña recibe desde pequeña la información de que su cerebro no vale para las matemáticas, va a modularse en este sentido. Es el sistema educativo y cultural el responsable de esto y por culpa de este mito, estamos condicionando el futuro de niñas (y de niños en el sentido opuesto) en todo el mundo.

¿Crees que el conocimiento sobre el cerebro puede ayudar a mejorar o adaptar la pedagogía en las aulas?

Estoy completamente convencido. Al igual que el conocimiento científico nos hace mejorar como sociedad, la neurociencia debe mejorar nuestros sistemas educativos. Contamos con limitaciones importantes, ya que aún no sabemos cómo funciona el cerebro humano es muchos aspectos, pero sí que conocemos algunos hechos que son muy relevantes y que deben implementarse en la educación. Aspectos que van a tener repercusión no solo sobre el futuro de nuestros hijos sino sobre el papel que cumplan en la sociedad.

Por último, como científico, ¿qué opinas de la importancia de la educación científica en la sociedad?

Es fundamental, e intentaré no extenderme demasiado, porque es un tema que me apasiona. Creo que el hecho de que las generaciones actuales, como la mía, no tengan una base de conocimiento científico mínima para comprender algunos hechos que suceden cada día a nuestro alrededor (a no ser que tengan formación específica), es un fracaso de nuestro sistema educativo. La educación, como principio, busca formar a las personas para que sepan desenvolverse en el mundo. Y vivimos en un mundo donde la ciencia es un pilar fundamental sobre el que se sostiene la sociedad. No tener un conocimiento científico básico genera ignorancia en algunos aspectos que controlan nuestra vida. Lo que no se debe hacer en este sentido es dejar y delegar toda la responsabilidad en manos del ciudadano, hay que pedir a los sistemas educativos que integren este conocimiento desde la base. La dicotomía ciencias vs letras es absurda y obligar a los alumnos a adaptarse a ella, limita su conocimiento sobre el mundo que le rodea.

Un ejemplo lo estamos viviendo con la pandemia por COVID19 y los movimientos antivacunas. Aquí de nuevo la neurociencia nos aporta información útil, ya que a nuestro cerebro (sobre todo en adultos) todo aquello que no comprende le genera miedo o rechazo. El hecho de no comprender lo que sucede tanto con el virus, como con las vacunas, sumado a la desconfianza en la clase política, ha llevado a mucha gente a no querer vacunarse. Muchas de estas personas han muerto por esta decisión, no debemos culparles a ellos, ni tratarlos de ignorantes, ya que, al final, el sistema el que no ha preparado a estas personas para responder frente a esta situación. No les ha dado formación en pensamiento crítico. Se que esta opinión suena algo extremista, pero si lo analizamos detenidamente, tomamos decisiones en base a la información que recibimos del entorno y a lo que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida.

Nos enfrentamos a situaciones complejas, en las que la ciencia tendrá mucho que decir, por eso es importante formar a las futuras generaciones en este sentido. Otro aspecto apasionante sería si estamos enseñando bien ciencia o no, pero como me he extendido mucho, recomiendo que vean mi intervención en las Jornadas de Innovación Educativa donde debato sobre este tema.

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