La psicología de emergencias en España ha tenido un desarrollo exponencial como nueva disciplina profesional del psicólogo desde finales de los noventa hasta la actualidad. La demanda de psicólogos por parte de la sociedad en incidentes con múltiples víctimas, desastres, atentados terroristas, accidentes de tráfico, suicidios, etc., ha sido una constante en estos años. Por ello, se han desarrollado numerosas normativas en las que se contempla la importancia de prestar esta asistencia a las personas afectadas por situaciones que, por su alto impacto, pueden resultar potencialmente traumáticas.
María Antonia Soto-Baño y Vicente Javier Clemente-Suárez, investigadores de la Universidad Europea, han realizado una revisión histórica y científica de la evolución de la psicología de emergencias así como de los síntomas más comunes que se presentan como consecuencia de estas vivencias, el impacto que ha supuesto estos acontecimientos a nuestra sociedad en cuanto a las personas afectadas y la necesidad de prestar asistencia psicológica, tanto en situaciones de emergencia cotidiana como en grandes catástrofes. El artículo, titulado “Psicología de emergencias en España: análisis actual, normativa y proposición reguladora” ha sido publicado en la revista Papeles del Psicólogo.
No hay duda de que los eventos traumáticos y la pérdida de seres queridos son frecuentes en la vida y pueden conllevar en mayor o menor medida una afectación en la salud mental de las personas que se ven envueltas por ellos. La Organización Mundial de la Salud llevó a cabo un estudio en 21 países, en el que más del 10% de los encuestados manifestaron haber sido testigos de actos violentos (21,8%), habían sufrido violencia interpersonal (18,8%), accidentes (17,7%), exposición a conflictos bélicos (16,2%) o eventos traumáticos relacionados con seres queridos (12,5%). Estas situaciones muestran cada día lo vulnerable que es el ser humano, pues conllevan consecuencias no solo a nivel económico o de infraestructuras para un municipio o país, sino también importantes repercusiones en la salud física y mental de las personas y comunidades afectadas.
Tras la revisión, los investigadores han llegado a la conclusión de que la psicología de emergencias es un ámbito profesional cada vez más presente y demandado por nuestra sociedad. De aquí la importancia de trabajar cuanto antes hacia una regulación que garantice la cualificación formativa de los profesionales de la psicología que van a ejercer esta actividad, así como su incorporación e integración en el sistema público asistencial.
Una de las posibilidades que presentan los expertos para garantizar una asistencia profesional de calidad a la ciudadanía sería implantar el modelo universitario 3 + 2, lo que significaría que, al finalizar la formación, los psicólogos puedan contar con la cualificación profesional de psicólogos sanitarios y a partir de entonces, realizar, por ejemplo, un máster universitario en Psicología de Emergencias que habilitase para el ejercicio de la profesión titulada vinculada a dicha actividad. Además, esta opción también sería de interés para otras profesiones que desde la psicologíase considerase oportuno vincular a la profesionalización de otros ámbitos de actuación sanitarios.