Álvaro Luna prosigue su expedición a la Antártida con fines divulgativos.
Tras abandonar la Base Antártica Española Gabriel de Castilla, en isla Decepción, el proyecto de divulgación científica en el que participa nuestro profesor ha continuado en isla Livingston, lugar donde se encuentra la Base Antártica Española Juan Carlos I. Aquí conviven científicos y técnicos que desempeñan durante el verano austral diferentes proyectos relacionados con la naturaleza antártica. Entre ellos, los hay que investigan el rol ecológico de los pingüinos, la fisiología de las especies vegetales de la isla, los invertebrados marinos o la posible presencia de plásticos en este lugar tan remoto.
“Pese a estar muy cerca, ya que incluso en días claros vemos isla Decepción desde aquí, se trata de dos islas realmente diferentes. En isla Livingston hay enormes glaciares, el paisaje que uno espera en la Antártida se hace más evidente, y estamos viendo especies que hasta ahora no habíamos podido fotografiar y grabar así de bien, como el elefante marino (la foca más grande del mundo), ballenas y la paloma antártica, un ave que pese a su nombre no tiene vínculo real con nuestras palomas.”
Cabe recordar que, desde el Tratado Antártico, firmado en 1959, la Antártida es un continente destinado a fines pacíficos y a la ciencia. Queda mucho por conocer sobre la biodiversidad antártica y sobre qué efectos puede tener el cambio climático en el continente helado, por lo que se hará necesaria la labor de nuevas generaciones de expertos bien formados que sigan realizando tareas científicas.
