El rápido avance de la tecnología presenta nuevos retos de forma constante. Uno de los más recientes responde a la creciente proliferación de los conocidos como deepfakes, unos vídeos hiperrealistas manipulados digitalmente a través de técnicas basadas en inteligencia artificial, en los que se representan hechos que no son reales. La sofisticación de estos vídeos hace que sean difíciles de detectar para el ojo humano, logrando que se propaguen rápidamente por la Red.
Un artículo del profesor e investigador de la Universidad Europea de Valencia Francisco José García, Doctor en Comunicación y profesor de la Facultad de Ciencias Sociales, titulado “Deepfakes: el nuevo el próximo reto en la detección de noticias falsas” y publicado recientemente en la Revista Anàlisis, estudia el surgimiento de este nuevo fenómeno y los riesgos derivados de la proliferación de este tipo de contenidos manipulados.
“Los deepfakes abren un sinfín de posibilidades en el ámbito del ocio y el entretenimiento y sectores como el cine o la publicidad ya los han asumido como una tecnología más a su disposición” señala el profesor. “Sin embargo, es cierto que existen riesgos asociados a esta tecnología, si se utiliza de manera malintencionada”, apunta.
En este sentido, el riesgo de que los deepfakes puedan llegar a convertirse en una herramienta de desinformación que sirva para manipular la opinión pública y debilitar la confianza en las instituciones y los medios de información ha llevado a algunas de las más grandes compañías tecnológicas, así como a medios y agencias de comunicación, a trabajar en la creación de herramientas de verificación de contenidos y a buscar nuevas estrategias para frenar la propagación de estos contenidos.
Sin embargo, en su investigación Francisco José García califica este intento como “desacertado” y apunta que se debe entender que “conviviremos con deepfakes cada vez más sofisticados y los medios de comunicación tendrán un papel fundamental a la hora de filtrar y de distinguir la información verdadera de la falsa”, concluye.