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Medicina y Salud
12 jul 2022

Terapias de tercera generación

Editado el 05 Oct. 2022
Terapias contextuales o de tercera generación

La Psicología no es una ciencia homogénea, sino que se ha ido desarrollando a partir de diferentes teorías y enfoques que intentan explicar y comprender mejor al ser humano. Esa riqueza teórica ha dado lugar a diferentes modelos de intervención que se encuentran en continua evolución. Uno de los más prometedores e interesantes de las últimas décadas son las terapias de tercera generación, objeto de nuestro Máster en Terapias Contextuales.

¿Qué son las terapias de tercera generación?

Las terapias contextuales, también conocidas como terapias de tercera generación, agrupan distintos tipos de tratamientos psicoterapéuticos con un enfoque eminentemente empírico y pragmático que intenta dar respuesta a los problemas psicológicos que afrontan las personas

Estas terapias de tradición conductual inspiradas en el contextualismo funcional han revolucionado el ámbito de la psicoterapia integrando los descubrimientos de otras corrientes psicológicas para comprender mejor los orígenes de las emociones, conductas y pensamientos incorporando el contexto y los valores del individuo.

Como resultado, la persona deja de ser un ente aislado o una suma de síntomas para ser comprendida de forma holística, teniendo en cuenta tanto el entorno donde se desenvuelve como la realidad que construye a través del lenguaje y el pensamiento.

Cuatro ejemplos de terapias de tercera generación

  • Terapia de aceptación y compromiso (ACT)

Es la terapia de tercera generación más difundida, cuyo objetivo es promover la aceptación psicológica de los eventos, pensamientos y emociones desde una postura comprometida y alineada con los valores personales. Encuadrada en la teoría de los marcos relacionales, ofrece gran relevancia al lenguaje como herramienta a través de la cual la persona da sentido a su mundo, por lo que también lo utiliza para recontextualizar los problemas y mitigar el sufrimiento provocado por la fusión cognitiva.

Usando técnicas como las metáforas, las paradojas o los ejercicios experimentales, la Terapia de Aceptación y Compromiso ayuda a las personas a descubrir los pensamientos y sensaciones dañinos, para poder cambiarlos y aceptar las condiciones inherentes de la vida. Así podrá descubrir lo que realmente le importa y comprometerse con los cambios necesarios.

  • Mindfulness

Esta terapia de tercera generación se ha popularizado mucho en los últimos tiempos porque permite a la persona explorar lo que está sucediendo justo mientras sucede. Promueve la aceptación de la experiencia tal cual es, ya sea positiva o negativa, sin emitir juicios de valor, simplemente asumiendo que forma parte de la vida. Así no agrava el malestar que suele provocar la evitación experiencial.

Con un fuerte influjo de la filosofía budista y las técnicas orientales, el mindfulness no solo propone centrarse en el momento presente y practicar la aceptación radical, sino que también se enfoca en la elección de las experiencias para que las personas puedan decidir conscientemente en qué objetivos y experiencias quieren implicarse, además de enseñarles técnicas de gestión emocional para afrontar mejor las situaciones estresantes de la vida.

  • Terapia Dialéctico-Conductual (DBT)

Esta terapia contextual combina las técnicas cognitivo-conductuales enfocadas en la regulación emocional con pruebas de realidad y conceptos de la filosofía budista como la aceptación y el mindfulness. Su objetivo final es reducir los pensamientos y comportamientos autodestructivos, por lo que suele utilizarse con gran eficacia en personas con ideas suicidas, estrés postraumático y adicciones a diferentes tipos de sustancias.

En la Terapia Dialéctico-Conductual, la persona recibe validación emocional, pero el terapeuta también le ayuda a comprender que algunos de esos sentimientos son desadaptativos. En cambio, señala alternativas de comportamientos que la ayudarán a sentirse mejor y salir del bucle autodestructivo en el que se encuentra, fomentando el desarrollo de habilidades de regulación emocional y efectividad interpersonal.

  • Psicoterapia Analítica Funcional (FAP)

Este tipo de terapia de tercera generación se basa en el conductismo radical y recurre al efecto directo del terapeuta sobre el comportamiento de la persona, para luego extenderlo a la vida diaria mediante un proceso de promoción de la nueva respuesta relacional derivada. La Psicoterapia Analítica Funcional entiende la relación terapeuta-cliente como el contexto donde se produce el cambio y aprovecha las oportunidades de aprendizaje que se dan en las sesiones.

El terapeuta debe mantenerse atento a las conductas clínicamente relevantes, aquellos comportamientos problemáticos en sintonía con el motivo de consulta, y los comportamientos deseados que se producen en la sesión. Su objetivo es reforzar las conductas deseadas mientras ayuda a la persona a erradicar los comportamientos desadaptativos.

Sin duda, una de las principales ventajas de las terapias de tercera generación es que ayudan a las personas a ser más flexibles, conocerse mejor y desarrollar las habilidades prácticas que necesitan para mitigar el impacto psicológico de los cambios que se producen en su vida.